lunes, 2 de agosto de 2010

Cuando eres la amante


Tal parece que las parejas ya no se forman de dos personas, sino de tres o más, haciendo que la infidelidad sea más común de lo que quisiéramos aceptar. Últimamente me he tropezado con bastantes mujeres que son amantes y con varios hombres que tienen amantes. Así que decidí estudiar este fenómeno el cual me percaté que hace mucho daño, no sólo a la mujer a quien se le es infiel, sino también a la amante.

De los hombres infieles aprendí que a la segunda mujer ya no se le llama amante, querida o todos los demás sobrenombres que conocíamos, sino que ahora son se les llama “amiga”. Ya no se esconden para no ser vistos, ahora hasta viajan juntos e interactúan con la familia de uno o de ambos. Tampoco tienen sexo, ahora se llama “compartir”. Todos tienen una esposa que es absurdamente mala, pero no se divorcian por problemas económicos o por los hijos.

Por otro lado, de las amantes aprendí que tienen los mismos derechos y las mismas responsabilidades que la esposa. Confían plenamente en la lealtad y declaraciones de amor de sus “novios”. Están dispuestas a esperar el tiempo que sea necesario para que ellos disuelvan la relación con la esposa.

Sin embargo, ¿cuán real es todo esto? Comencemos por exponer que el mejor predictor de conducta futura es la conducta pasada. Dicho esto, si le ha sido infiel a la esposa, ¿qué te garantiza que a ti te será fiel? Si en verdad te ama y quiere estar contigo, ¿vale la pena sacrificar un amor tan grande por bienes materiales? Sobre los hijos, ¿también se tienen que divorciar de ellos al divorciarse de la esposa o pueden ser excelentes padres en una relación más saludable? ¿Cómo es que eres excelente en la cama, pero no lo suficiente como para que haya un compromiso que sea exclusivo entre ustedes dos?

Podría plantearte muchas preguntas más. No obstante, te invito a que hagas un ejercicio que te ayude a definirte mejor. Revalúa cuáles son tus prioridades contigo misma. Identifica cuáles áreas de tu vida estás dispuesta a negociar y cuáles no son negociables. Analiza si tu autoestima tiene un papel importante en la decisión de tener una relación a medio tiempo. Reflexiona sobre el impacto que este tipo de relación va a tener en otras áreas de tu vida.

No hay un modelo específico de una relación, pero considera si ésta es la relación que quieres o si es con la que te has ido conformando. Tú decides.

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