viernes, 4 de diciembre de 2015

Pasa 16 años en la cárcel injustamente por culpa de un tatuaje


En 1995, la ciudad de Los Angeles fue azotada por un violador que ultrajó a 39 mujeres. Tras la pesquisas policiales, el mexicano Luis Lorenzo Vargas fue detenido, acusado y sentenciado a 55 años de cárcel; sin embargo, el verdadero culpable apodado 'El violador de la lágrima' (por un tatuaje) siempre estuvo libre.



Un tribunal de Los Ángeles (California, EE.UU.) absolvió a Luis Lorenzo Vargas, un mexicano de 46 años residente legal en Estados Unidos, luego de que avanzadas técnicas de análisis de ADN corroboraran que no fue el autor de un delito por el que lo encarcelaron en 1999. El mexicano había sido sentenciado por la violación de tres mujeres y acusado de ser 'el violador de la lágrima', un criminal a quien se le atribuyeron más de 30 agresiones sexuales en la ciudad californiana en la década de los 90, informó 'The Telegraph'.

En 2012, The Innocence Project ('El proyecto inocencia'), un programa de la Escuela de Derecho de California que busca ayudar a las personas condenadas erróneamente, se hizo cargo del caso y empezó a buscar las incongruencias. Como resultado de la revisión, la organización solicitó que se llevaran a cabo nuevas pruebas de ADN con tecnología de punta que 16 años atrás no estaba disponible, unas pruebas que resultaron clave en la decisión de la corte.

Vargas, que siempre se declaró inocente y expresó su preocupación por que el verdadero culpable estuviese "violando o matando a alguien por ahí", fue confundido con el violador en serie debido a que llevaba en la cara un tatuaje en forma de gota muy similar al que las víctimas de violación afirmaron haber visto en su atacante. Frente a estas declaraciones, los abogados defensores del mexicano aseguraron que existían inconsistencias en las descripciones.

Pese a que Vargas fue exonerado de los cargos, perdió su calidad migratoria en los Estados Unidos y tras su liberación fue entregado al Servicio de Inmigración y Ciudadanía, situación que le ha impedido regresar con su familia.

Al escuchar la noticia de su liberación, el mexicano no pudo aguantar el llanto y se derrumbó en un mar de lágrimas frente al estrado.

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