La mayoría de la gente prefiere no pensar en la muerte y no toman, ni siquiera con sentido del humor el asunto. Existen otros que deciden usar su última voluntad para mostrar, no sólo su creatividad, también la forma en cómo ven al mundo y lo que resulta más importante para ellos.
Un ejemplo de ello son los testamentos del escritor ruso León Tostoi, quien le dejó todas sus posesiones a un árbol; y el de Leona Helmsley, quien le heredó 12 millones de dólares a su perro.
Las páginas web Hubpages.com y Legalzoom.com hacen mención de estos y otros de los legados más extraños de la historia.
Amor a los animales
Dorothea Edwards. Murió el 4 de febrero de 2002 a la edad de 80 años y dejó instrucciones de que su marcapasos fuera donado a un animal. El afortunado beneficiario fue "Sunshine", una mezcla de pastor alemán de 9 años y medio de edad, que hasta ese momento corría el riesgo de morir.
Cabe destacar que, aunque los reglamentos federales de Estados unidos prohíben donaciones de marcapasos de persona a persona, no hay restricción en la oferta hacia un animal.
La billonaria neoyorquina Leona Helmsley, conocida como la "Reina del mal", quien fuera la propietaria de la cadena de hoteles de lujo Helmsley y del edificio Empiere State dejó un excéntrico testamento en el cual destinó 12 millones de dólares a su perro, mientras que a su hijo y nietos los dejó sin un centavo.
En 1968, Eleonor E. Ritchey, heredera de la Quaker State Refining Corporation le heredó a sus 150 perros 4.5 millones de dólares. Cuando el último can murió, el dinero fue donado al Fondo de Investigación de la Universidad de Auburn para realizar estudios sobre las enfermedades de los animales.
Venganza marital
Muchos testamentos pueden ser utilizados para vengarse; este es el caso de Samuel Bratt. Su esposa siempre le prohibía fumar sus cigarros favoritos, así que él aprovechó la oportunidad y tras su muerte, en 1960, le dejó la cantidad de 330 mil libras que podía disfrutar únicamente si ella consumía 5 cigarrillos diarios.
León Tolstoi, novelista ruso considerado uno de los más grandes escritores de occidente y de la literatura mundial, también hizo un testamento excéntrico, al decidir dejarle todas sus posesiones al tronco de un árbol. Murió el 20 de noviembre de 1910.
Heinrich Heine fue un poeta alemán que murió en 1856. Le dejó a su esposa toda su fortuna con la condición de que se casara nuevamente; ¿la razón? Quería que hubiera un último hombre que lamentara su muerte.
El último deseo. En 1930 T. M. Zink falleció, donando 35 mil dólares para la construcción de una biblioteca en la que especificó que no tuvieran entrada las mujeres. Su hija, quien únicamente recibió 5 mil dólares, se negó a que la petición se llevara a cabo.
Gene Roddenberry, el creador del programa de televisión Star Trek, amaba la ciencia ficción a tal grado que dejó en su testamento la orden de ser cremado y enviado al espacio. Sus deseos fueron cumplidos y sus cenizas fueron llevadas por un satélite español.
Algunos quieren lucir lo mejor posible, incluso el día de su funeral. El puertorriqueño Ángel Pantoja Medina, pidió estar de pie durante su propio velorio, pues quería mostrarse contento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario