Aún cuando la política va dirigida a la población adulta, existen padres que gustan de llevar a sus hijos a los mítines o conferencias con algún político, candidato o presidente de alguna región, para que éstos convivan y muestren su empatía con los menores de edad.
Sin embargo, parece que a los niños no les va bien eso de la "grilla" y además de aburrirse, llegan a sentir miedo cada vez que uno de estos personajes se acerca a uno de ellos. George Bush o Hugo Chávez se mostrado como los verdaderos "cocos" de los infantes, quienes no hacen más que llorar cuando los tienen enfrente.
El diario norteamericano The Huffington Post publicó una serie de fotografías donde se muestra a los infantes en diferentes convenciones u actos políticos, con caras de hartazgo o bien, haciendo alguna especie de berrinche.
Durante una visita a la región de Portland, el presidente de los Estados Unidos, se presentó ante una audiencia de 2 mil 500 personas quienes lo recibieron entre aplausos y porras. Problema fue el descubrir que no todos estaban felices con su visita, pues una pequeña niña fue retratada con una cara poco "alegre".
La que fuera gobernadora de Alaska, Sarah Palin, tuvo que convivir con varios infantes mientras realizaba campaña electoral. Algunas de las sorpresas con las que se encontró fue al "espantar" a una niña, quien se negaba rotundamente a recibir un autógrafo de esta celebridad norteamericana.
El expresidentes de los Estados Unidos, George W. Bush, asustó a más de un niño durante su paso por la Casa Blanca.
La primera foto muestra a un bebé alterado por el simple hecho de hacer contacto con el político.
Otros, simplemente preferían taparse los oídos en ver de escuchar sus palabras.
Y a ti, ¿te gustaría recibir un beso de Hugo Chávez? Pues sin preguntarlo, el presidente decidió mostrarle su afecto a un menor, quien parece no haberle gustado la "sorpresa".
Lula Da Silva, presidente de Brasil, parece sufrir del mismo mal con los niños. Una fortuna que los menores de edad no puedan ejercer su voto.
¡Nooooo...! Gritaba el pequeño al sentirse entre los brazos del senador John McCain, a quien no le quedó más que reír ante tan incómodo momento.
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