Diversos estudios científicos han indagado la relación del amor y las reacciones químicas que ocurren dentro del cuerpo. En principio, existen pruebas para sugerir que la elección de pareja está vinculada a la compatibilidad genética de dos personas. Así lo establece una columna publicada en el sitio electrónico DivineCaroline.com, firmada por Brie Cadman.
Una prueba elaborada en 1995 por el investigador suizo Claus Wedekind, especialista en biología evolutiva, mostró una clara tendencia individual a preferir el aroma corporal de quienes portan un código genético del sistema inmunológico más divergente al propio sobre quienes portan un código similar. Esto implica que la elección de pareja está influida por las reacciones químicas que se generan mediante los aromas.
La hipótesis fue corroborada en un estudio hecho en la Universidad de Paraná, Brasil. Noventa parejas casadas fueron comparadas a 152 parejas formadas aleatoriamente. Como resultado, los genes del Complejo Mayor de Histocompatibilidad (CMH) fueron muy distintos entre las parejas reales, mientras que en las que hizo el ordenador no hubo tantas diferencias. El CMH es un grupo de genes que contiene información del sistema inmunológico de cada persona.
Con base en los estudios anteriores y otros más referentes al acto de besar, puede concluirse que el acercamiento físico, al igual que los besos, están destinados (a un nivel biológico e inconsciente) a probar la compatibilidad química de dos personas. Sustancias como la oxitocina y el cortisol, relacionadas al estrés, descienden cuando existe un involucramiento social y descienden más aun cuando hay contacto físico interpersonal, revelan estudios del Colegio Lafayette dirigidos por Wendy Hill.
Un artículo firmado por la especialista en salud sexual y reproductiva Aloyma Ravelo García, publicado en el portal de Internet Ain.cu establece una relación entre las fases del amor y las sustancias químicas que se segregan en los cuerpos de los enamorados.
"El deseo ardiente está unido a la testosterona; mientras que la atracción y el amor en la etapa de euforia, así como el sentirse involucrado emocionalmente están relacionados con altos niveles de dopamina y noradrenalina y bajos niveles de serotonina", escribe Ravelo. Al besar profundamente, el hombre, inconscientemente, buscará depositar algo de su testosterona en la mujer, para aumentar su deseo sexual, explica Brie Cadman.
Donald F. Klein y Michael Lebowitz, investigadores del Instituto Psiquiátrico de Nueva York sugirieron que el cerebro de una persona enamorada contiene grandes cantidades de feniletilamina, un neurotransmisor asociado a la excitación, la taquicardia, el enrojecimiento y el insomnio, y que sería la responsable de dichas modificaciones fisiológicas ocurridas durante un enamoramiento y desencadenadas por acciones tan simples como un intercambio de miradas.
Dicha sustancia sería la precursora de la segregación cuantiosa de dopamina, agente químico responsable de las sensaciones del amor romántico, según propone una teoría postulada por la Doctora Helen Fisher, especialista en biología y sus implicaciones para el enamoramiento.
Finalmente, Ravelo García advierte que el organismo se termina acostumbrando y haciendo "inmune" a las sustancias químicas que el enamoramiento y el intercambio bioquímico con otra persona le hacen secretar. Por ello, en el lapso de un par de años, la pasión y el romance deben dar lugar a un "vínculo definido por una relación calmada, duradera y segura, emociones que están asociadas con la oxitocina y la vasopresina
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