Los bebés y el estrés. El estrés se ha convertido en la pesadilla de los adultos, pero para los bebés también es una amenaza que cada vez los acecha más. Hoy, los niños tienen 50 veces más de probabilidades de padecer estrés y ansiedad.
Esto se debe a la vida actual. Aquellos padres angustiados por la inseguridad laboral o que llevan un ritmo de vida acelerado; quienes tienen discusiones violentas en presencia de sus niños, los ambientes muy ruidosos, fríos o calurosos, son algunas de las causas del estrés en los bebés.
Hay que aclarar que una situación de estrés extendida puede provocar trastornos físicos y alteraciones mentales, como una disminución de la memoria; asimismo, hace disminuir el sistema inmune, por lo que aparecen alergias o dermatitis, diarreas, estreñimiento, trastornos del sueño y del apetito.
Estos son algunos de los síntomas a tener en cuenta, para poder detectar el estrés en el bebé. Además, mientras las niñas lo reflejan a través de la ansiedad, los varones lo hacen por medio de la agresividad.
El adulto debe tener bien claro que los niños absorben lo que sucede a su alrededor y, por ende, si su entorno está sufriendo, él lo hará también. Esto hay que tenerlo en cuenta, aun cuando la madre está embarazada.
Para poder evitar que los bebés padezcan estas enfermedades, hay que fomentar el apego ya desde el embarazo. El niño debe saber y sentir que está cuidado; un bebé que llora y es acudido por su padre o madre, se tranquiliza.
Por último, hay que recordar que durante los primeros meses el niño debe estar en un entorno tranquilo y sin demasiados estímulos, para que ellos puedan dormir y comer bien.
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